“Desarrollo Humano y Cultura”

La tendencia que existe a asumir una visión humanista del ser humano dentro del trabajo cultural, no siempre es bien recibida por algunos colectivos, ha sido difícil pero con un gran aprendizaje el sostener y afirmar dicha posición humanista.

La posición humanista, derivada del movimiento del potencial humano, debe ser ajustada y establecida para considerarse como una herramienta indispensable y afín para los diversos grupos humanos y un instrumento eficaz en los diversos contextos de la promoción cultural.




El desarrollo humano como movimiento del potencial humano tuvo un auge a mediados del siglo XX en Estados Unidos, principalmente por psicólogos e investigadores que se habían desligado del psicoanálisis y que se dedicaron a buscar nuevas formas para tener y dar inicio a una visión más personalizada y sensible del ser humano.


Es importante dar a conocer la posición de dos destacados estudiosos de este vínculo importante: Desarrollo Humano y Cultura:

José Antonio Mac Gregor comenta que la inclusión del desarrollo humano en la formación de promotores culturales obedece a la necesidad de superar inercias y renovar el papel transformador de la cultura, que es el objetivo principal.

El trabajo de promotoría cultural debe ser un trabajo profundamente respetuoso de la diferencia cultural, que no sólo tolere sino que promueva dicha diferencia, le ayude a tener una voz y un espacio propios, en fin, que permita el desarrollo pleno de los seres humanos involucrados en determinados procesos culturales.

Adrián Marcelli insiste en la existencia de un sólido vínculo entre desarrollo humano y cultura:

Tanto el desarrollo humano como el desarrollo económico requieren tener como punto de referencia el desarrollo humano, y éste es posible a partir de la cultura propia de las personas, esto es, que cuando las personas viven juntas, compiten, trabajan, se contradicen de cierta manera y cooperan, es la cultura la que los vincula, posibilitando el desarrollo personal; también es ella la que define las relaciones con la naturaleza y con el orden que quieren seguir en su relación entre sí y con el mundo.


La dimensión cultural del desarrollo general alude a una dimensión profundamente humana que nos pertenece a todos, que permite nuestro crecimiento como seres con sentido, con proyectos de vida, con valores y aspiraciones, deseosos de significado y de proyección en nuestras creaciones.


El aspecto cultural como una forma integral de vida, está ligado al aspecto de lo personal: la persona se desarrolla como individuo en cultura; sus procesos internos y su desarrollo psicoafectivo y social están determinados culturalmente. Esto debe ser tomado en cuenta tanto por los promotores culturales como por los promotores del desarrollo humano.



Referencia

Figueroa, M. ( 2004). Desarrollo humano y cultura: una visión humanista de la diversidad. En Patrimonio cultural y turismo cuadernos 11 (pp. 198-204). Conaculta.




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